Tarde de perros, lluvia de ceniza, parabrisas cansados, sin adrenalina, los semaforos tiemblan, como sauces llorones, y una dependienta espera en la trastienda
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Tarde de perros, lluvia de ceniza, parabrisas cansados, sin adrenalina, los semaforos tiemblan, como sauces llorones, y una dependienta espera en la